jueves, 6 de marzo de 2014

UNA TARDE DIFERENTE
 
Me gusta Sevilla, me gusta su historia, me gusta su clima y me gusta su gente, pero es llegar el Viernes y sentir en mi cuerpo unas cosquillas que me hacen abandonarla. Me paso toda la semana esperando al Viernes para poder irme a mi pueblo, a mi casa, con mi familia.
Es raro el fin de semana que vaya al pueblo y no visites a mis 21 abuelitos. Me preparo desde por la mañana, me monto en le coche y viajo con mi hermana hasta su trabajo. Me puedo pasar las horas y las horas con ellos que nunca me aburriría.
Es en este puente de Andalucía es la última vez que los he visitado, a las mujeres les encanta que vaya para que le lime y le pinte sus uñas, mientras que con los hombres juego a las cartas o al dominó.
Me sorprende las ganas que tienen por aprender, con la edad que tienen. Le hablo de una persona con 96 años, que se pasa con una gran sonrisa en sus labios todo el día, a pesar del sufrimiento y dolor por el que ha pasado a lo largo de su vida, no pierde la ilusión y el entusiasmo. Me puse a colorear con ella y una vez acabado el dibujo me pidió que le pusiera cuentas. Me quedé un poco sorprendida pero más sorprendida me quedé cuando con esa edad me resolvía cada una de las cuentas que le ponía. Con esto quiero decir que NUNCA ES TARDE, que no debemos cansarnos de nada, que si no se nos abre una puerta se nos abrirá la siguiente.

5 comentarios:

  1. Desde luego que siempre vamos a aprender de nuestro mayores, y al igual que a ti me resulta muy gratificante poder servirles de ayuda, consuelo y de diversión!
    Sigamos así Sabii :)

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  2. Me ha gustado muchísimo esta entrada, Sabi. Tenemos que tener ganas, ilusión y esperanza como la que tienen esos abuelitos que tanto te aportan, y seguir luchando!

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    1. Muchas gracias Laura, tenemos que luchar por todos nuestros sueños.

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  3. Que bonitas palabras para tu familia, sin duda con ellos son con los que mejor podemos aprender.

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